martes, 25 de septiembre de 2018

UNA PEQUEÑA REFLEXIÓN


Veo con asombro como la mayoría de personas están tan absortas en las minucias, distraídas de lo fundamental, parece que la satisfacción inmediata, el placer momentáneo, la búsqueda del halago se ha vuelto nuestra fuente de felicidad y bienestar emocional. ¿Desde cuándo la mendicidad se ha vuelto nuestro estilo de vida? Mendigamos atención, mendigamos tiempo, mendigamos admiración, mendigamos amor! Estamos constantemente buscando ser validados! Y al final nos sentimos vacíos y exhaustos. Nos hace falta introspección, escapar del mundanal ruido y escuchar la voz de la conciencia. Hacer un alto en el camino y cuestionarnos.

 "Cogito ergo sum" decía Descartes  (pienso luego existo) pensar más allá de la satisfacción inmediata, del placer fácil, salir de esa frenética necesidad de que la gente nos aplauda. Hay vida más allá de todo este caos, en el que vivimos, hay una vida que merece ser vivida a plenitud. La felicidad es un estado de un alma reposada que encuentra en Su Creador la fuente de la inspiración. Hagamos que valga la pena vivir en medio de una sociedad donde todo es desechable y prescindible. Si cambiamos nosotros estamos siendo parte de la solución para dejar de ser parte del problema.

lunes, 10 de septiembre de 2018


                                    LA FELICIDAD ES VACIAR NO ACUMULAR







“Nunca pensé que en la felicidad hubiera tanta tristeza”
Mario Benedetti                                                          

La vorágine del mundo de hoy parece absorbernos, la constante exposición en redes sociales, la sociedad de consumo que incita a adquirir cosas convenciéndonos que la felicidad consiste en acumular objetos, fotos de viajes a lugares inhóspitos, títulos académicos, reconocimientos. Yo era una de esas personas que se dejó convencer que la clave de la felicidad estaba en cada una de las anteriores. Me dejé absorber por este mundo donde te venden felicidad en base a oropel y quimeras. Pero, tuve que caer  estrepitosamente para darme cuenta de lo inútil que resultaba pensar que la felicidad se encontraba en las cosas que se pueden obtener con dinero o en los aplausos. Tuve que volver a lo básico, a replantearme quién era, a mirar dentro de mí y aceptar que había fallado en muchas cosas. Dios me tendió la mano, después de andar segura de mis propias fuerzas, una relación con Dios que yo había descuidado por las distracciones mundanas, pero Él estaba dispuesto a volver a empezar, a darme una segunda oportunidad. Por fin entendí que el amor más grande y desinteresado viene de Aquél que murió en una cruz por amor a mí, para salvarme a mí. Sí. Por fin había abierto los ojos a mi propia miseria, por fin entendí que debía bajar la cabeza, y entregarle mis tristezas, mis preocupaciones, mis temores. El Rey de reyes y Señor de señores me había mostrado su gran misericordia. Ahora debía responder a la altura de Su amor y Su fidelidad, debía caminar bajo Su vera, como un niño pequeño que confía en su padre, ir creciendo en humildad, en paciencia, dejándome llevar por Su Voluntad. Ir vaciándome. Sí, el mundo te convence que acumular es la felicidad, pero, Dios nos pide vaciarnos de nosotros mismos y aunque sea doloroso y vertiginoso encontrarte frente a frente con tus miedos, con tus pecados, errores, limitaciones, traumas del pasado, ir vaciándote del mundo y llenándote de Él es la decisión más acertada de mi vida. Por fin puedo decir que soy feliz a pesar de las adversidades, a pesar de los momentos malos. Todo porque sé que hay un Dios que me ama incondicionalmente, que conoce todo mi ser, desde lo bueno y lo malo, conoce mis aciertos, mis desaciertos, mis limitaciones, pero aún así ha decidido amarme.
Soy felíz en la certeza que soy creatura de Dios, que soy querida, que soy deseada desde antes de nacer y que ese amor jamás se extinguirá porque no está sujeto a emociones humanas, a sentimientos volubles y deseos efímeros. Más allá de todo lo tangible y perecedero que te ofrece el mundo, está Él y es maravilloso vivir en el mundo sabiendo que Él existe. Una vida vivida a plenitud es una vida guiada bajo la Voluntad de Dios. 


Anda, arriésgate y decídete a ser felíz!