LA FELICIDAD ES VACIAR NO ACUMULAR
“Nunca pensé que en la felicidad hubiera
tanta tristeza”
Mario Benedetti
La
vorágine del mundo de hoy parece absorbernos, la constante exposición en redes
sociales, la sociedad de consumo que incita a adquirir cosas convenciéndonos
que la felicidad consiste en acumular objetos, fotos de viajes a lugares
inhóspitos, títulos académicos, reconocimientos. Yo era una de esas personas
que se dejó convencer que la clave de la felicidad estaba en cada una de las
anteriores. Me dejé absorber por este mundo donde te venden felicidad en base a
oropel y quimeras. Pero, tuve que caer estrepitosamente para darme cuenta de lo inútil que
resultaba pensar que la felicidad se encontraba en las cosas que se pueden
obtener con dinero o en los aplausos. Tuve que volver a lo básico, a
replantearme quién era, a mirar dentro de mí y aceptar que había fallado en
muchas cosas. Dios me tendió la mano, después de andar segura de mis propias
fuerzas, una relación con Dios que yo había descuidado por las distracciones
mundanas, pero Él estaba dispuesto a volver a empezar, a darme una segunda
oportunidad. Por fin entendí que el amor más grande y desinteresado viene de
Aquél que murió en una cruz por amor a mí, para salvarme a mí. Sí. Por fin
había abierto los ojos a mi propia miseria, por fin entendí que debía bajar la
cabeza, y entregarle mis tristezas, mis preocupaciones, mis temores. El Rey de
reyes y Señor de señores me había mostrado su gran misericordia. Ahora debía
responder a la altura de Su amor y Su fidelidad, debía caminar bajo Su vera,
como un niño pequeño que confía en su padre, ir creciendo en humildad, en
paciencia, dejándome llevar por Su Voluntad. Ir vaciándome. Sí, el mundo te
convence que acumular es la felicidad, pero, Dios nos pide vaciarnos de
nosotros mismos y aunque sea doloroso y vertiginoso encontrarte frente a frente
con tus miedos, con tus pecados, errores, limitaciones, traumas del pasado, ir
vaciándote del mundo y llenándote de Él es la decisión más acertada de mi vida.
Por fin puedo decir que soy feliz a pesar de las adversidades, a pesar de los
momentos malos. Todo porque sé que hay un Dios que me ama incondicionalmente,
que conoce todo mi ser, desde lo bueno y lo malo, conoce mis aciertos, mis
desaciertos, mis limitaciones, pero aún así ha decidido amarme.
Soy
felíz en la certeza que soy creatura de Dios, que soy querida, que soy deseada
desde antes de nacer y que ese amor jamás se extinguirá porque no está sujeto a
emociones humanas, a sentimientos volubles y deseos efímeros. Más allá de todo lo
tangible y perecedero que te ofrece el mundo, está Él y es maravilloso vivir en
el mundo sabiendo que Él existe. Una vida vivida a plenitud es una vida guiada bajo
la Voluntad de Dios.
Anda,
arriésgate y decídete a ser felíz!
Amen. Subcribo cada una de estas palabras. Gloria a Dios.
ResponderEliminarHola Francisco! Gracias por leerme! Deo gratias!
EliminarMagnífico este texto! Cuanta verdad
ResponderEliminarLa felicidad que todos deseamos, es vaciarnos y no acumular, así de simple y así de complicado; al alcance de todos y muy lejano también...llevémonos por la simplicidad! Saludos Karina, un gusto verte por acá.
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