sábado, 5 de noviembre de 2016



CUANDO LOS PROGRAMAS INFANTILES YA NO SON APTOS PARA NIÑOS


<< Ayudad a los hijos a salir al encuentro de Jesús, para conocerlo mejor y para seguirlo, entre las tentaciones a las que están continuamente expuestos sobre el camino que lleva a la auténtica felicidad.>> San Juan Pablo II

Realmente es todo un desafío llevar a nuestros hijos al conocimiento de Jesús por el camino de la fe y los valores cristianos. Sobre todo hoy, donde estamos expuestos constantemente al bombardeo incesante de imágenes, publicidad, información y música de contenido decadente y vulgar que alienan y degradan la mente humana. Pero, lo más alarmante es que un gran espectro de esos contenidos van dirigidos a un tipo de público en particular: nuestros hijos. Si. Mientras tu sales a trabajar o haces tus quehaceres diarios en casa tus hijos pueden estar siendo adoctrinados desde tu propio hogar, bajo tu mismo techo. La televisión se ha convertido en la carnada favorita para introducir de manera solapada la dictadura del relativismo, de la superficialidad y de ideologías que atentan contra la dignidad del ser humano y cuyo fin último es mutilar el concepto de virtud que emana de Dios. Un plan macabro que vemos cosecha sus primeros frutos: Una Cultura hedonista de lo efímero y lo desechable que se disfraza bajo el discurso de la “tolerancia” y de lo “políticamente correcto”. La cultura de la muerte. Para la sociedad consumista y decadente que padecemos hoy lo importante es mantener a las masas entretenidas y si se les inicia a más corta edad más efectiva y más productiva les resulta a largo y corto plazo para sus bolsillos. Por eso, es hoy  tan importante mirar y supervisar los contenidos de los programas de televisión de nuestros hijos, sobre todo aquellos que tienen la etiqueta de “programación infantil”.

Quiero compartirles queridos padres  desde mi experiencia de madre relativamente joven con 2 hijos pequeños. Al prender ésa cajita del terror – comúnmente llamada televisión- y mirar con mis hijos  los canales infantiles como Discovery Kids, Disney, entre otros, comienza el despliegue de series animadas – en su gran mayoría- en los que el denominador común  son tramas donde se exalta la superficialidad, el ocultismo (Magia, hechicería, simbología pagana), homosexualismo e ideología de género. Sé que algunos pensarán que exagero, pero desafortunadamente ésta es la realidad. Por eso si tienen dudas al respecto miren detenidamente toda la programación infantil que sus hijos consumen. Los reto a que se sienten con ellos una semana a ver sus programas de televisión. ¿Qué pensarían si en uno de ésos programas, un día presentan a un niño con evidente apariencia masculina pero con nombre y vestimenta femenina? En realidad pasó en uno de los programas que mis hijos ven. Será que el mensaje es: No importa si eres niño o niña puedes escoger serlo o no y vestirte acorde a tu elección. Eso es claramente ideología de género.

Por otro lado, estos programas que se basan en prácticas de hechicería, magia, y amuletos y que presentan como algo inofensivo y divertido realmente distorsionan la pavorosa realidad del peligro frente a dichas prácticas. La Iglesia católica ha advertido de manera reiterada y vehemente a través de exorcistas reconocidos como los sacerdotes  Amorth y Fortea, el daño para la salud espiritual que producen a las personas que deciden experimentar con el ocultismo. Ya vamos viendo como estas nuevas generaciones son cada vez más proclives a realizar este tipo de prácticas. Es tal el nivel de permisividad respecto a éstas prácticas que es sólo ir a una institución educativa en EEUU y entrar a una de sus tiendas y podrás encontrar al lado de los juegos de mesa tablas ouija como otro juego más. Es tanta la degradación en la mentalidad humana producida por los medios de comunicación que lo nocivo se ha convertido en algo normal y hasta benigno. Y ni hablar de la música  que está plagada de contenido pornográfico en sus letras y videos, que sólo incitan a desatar apetencias sexuales  desde edades muy tempranas, promoviendo la genitalidad y reduciendo a simple objeto de placer al ser humano.

Sé de antemano que no es fácil la educación y crianza de los hijos. No se trata de ser padres opresores. Se trata de ejercer nuestro rol, de proteger la dignidad y la virtud de nuestros hijos de los embates de una sociedad secularizada que sólo desea hacernos esclavos a punta de “pan y circo”. 

Expresaba San Juan Pablo II en su Encíclica “Esplendor de la Verdad” sobre la importancia de educar en la verdad:

<<Solamente la libertad que se somete a la verdad conduce a la persona humana a su verdadero bien. El bien de la persona consiste en estar en la verdad y en realizar la verdad>>

Como padres necesitamos la constancia, la perseverancia y sobre todo la fe para poder recorrer este camino lleno de espinas, pero cuyo recorrido será decisivo para ayudar a la santificación de nuestros hijos. Como bien decía la Madre Teresa de Calcuta: 

<<Para promover la paz mundial, vete a casa y ama a tu familia.>>

Un abrazo en Jesús y Marí
a

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