sábado, 5 de noviembre de 2016

LA MIRADA MISERICORDIOSA DE DIOS

LA MIRADA MISERICORDIOSA DE DIOS 
(Miserando Atque Eligendo)







“La mentalidad contemporánea, quizás en mayor medida que la del hombre del pasado, parece oponerse al Dios de la misericordia y tiende además a orillar de la vida y arrancar del corazón humano la idea misma de la misericordia. La palabra y el concepto de « misericordia » parecen producir una cierta desazón en el hombre, quien, gracias a los adelantos tan enormes de la ciencia y de la técnica, como nunca fueron conocidos antes en la historia, se ha hecho dueño y ha dominado la tierra mucho más que en el pasado.” (Carta Encíclica Dives in Misericordia, San Juan Pablo II).

El Papa Francisco anunció un Jubileo Extraordinario de la Misericordia como tiempo propicio para la Iglesia, para que haga más fuerte y eficaz el testimonio de los creyentes. El año de la Misericordia inició el 8 de diciembre de 2015, Solemnidad de la Inmaculada Concepción y concluye en la solemnidad litúrgica de Jesucristo Rey del Universo, el 20 de noviembre del presente año.

Estamos ad portas de culminar éste año de gracia dónde la Iglesia Católica a través del Sumo Pontífice ha demostrado a través de sus actos y palabras la coherencia que sólo un verdadero discípulo de Cristo puede prodigar. Un ejemplo de que la Iglesia Católica está más viva que nunca, y esto no es más que fruto de la Misericordia Divina. Hoy en día, como consecuencia de haber desterrado a Dios de las aulas de clase, de las oficinas, de los hogares, por el afán de coronarnos dioses de nosotros mismos, vivimos en una sociedad hedonista corroída por la corrupción y el pecado, es entonces imperativo hablar de Misericordia. Esta sociedad no entiende el concepto de Misericordia por ende, no la lleva a la práctica. Urge, entonces, hacernos la siguiente pregunta: ¿Veo a Dios como un Señor al que debo servir o como a un Padre que me ama? La Misericordia es el antónimo del temor o miedo servil. Porque la relación entre Dios y el hombre, entre Jesús y su Iglesia no está fundada en el temor está cimentada en la misericordia. Cuando se pregona o se afirma que la relación entre Dios y el hombre se basa en un temor, entendido como miedo servil es totalmente errónea. Si fuera cierto, el catolicismo se hubiera extinguido hace siglos. Si bien, el infierno es un lugar que atemoriza, la existencia de éste por sí mismo no es causa de conversiones en el ser humano. La Misericordia de Dios si. La conversión de María Magdalena, de San Pablo, Zaqueo, la samaritana, son sólo unos cuantos ejemplos que encontramos en las Sagradas Escrituras. Hasta nuestros días el Señor sigue mirando con misericordia al hombre porque como escribió, San Beda el venerable sobre la escena del Evangelio de Mateo: "Jesús miró a Mateo con amor misericordioso y lo eligió: miserando atque eligendo".

El ser humano tiene un anhelo de misericordia desde su creación. Jesús, Hijo de Dios, es fruto de la Misericordia Divina. Y Él como hijo de la Misericordia pasó su vida testificando la misericordia del Padre, que Es la misericordia misma. En la sociedad en que vivimos, la palabra misericordia parece diluirse en una idea preconcebida de buenismo superficial e intrascendente, una especie de adorno, de moda que no mueve sino que ensimisma. La Misericordia Divina toca  y trastoca, no condena, no juzga, no se agota en un solo acto, es progresiva, es dinámica porque te empuja a salir de tu zona de confort para brotar al encuentro del otro. Ensancha el corazón porque ya no sólo eres siervo sino amado de Dios. Y entras de la orfandad al amor filial del Padre. En eso consiste la misericordia de Dios. No es una moda o una palabra bonita es la rúbrica de Dios en el corazón del cristiano.

La justicia y la misericordia no son dos conceptos opuestos, al contrario, Dios es tan infinitamente justo como infinitamente misericordioso. Como muy bien expresa el Romano Pontifice en la Bula de Convocación del Jubileo Extraordinario de la Misericordia " No será inútil en este contexto recordar la relación existente entre  justicia  y  misericordia. No son dos momentos contrastantes entre sí, sino dos dimensiones de una única realidad que se desarrolla progresivamente hasta alcanzar su ápice en la plenitud del amor."

(...) "Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores » (Mt  9,13). Ante la visión de una justicia como mera observancia de la ley que juzga, dividiendo las personas en justos y pecadores, Jesús se inclina a mostrar el gran don de la misericordia que busca a los pecadores para ofrecerles el perdón y la salvación. Se comprende por qué, en presencia de una perspectiva tan liberadora y fuente de renovación, Jesús haya sido rechazado por los fariseos y por los doctores de la ley. Estos, para ser fieles a la ley, ponían solo pesos sobre las espaldas de las personas, pero así frustraban la misericordia del Padre. El reclamo a observar la ley no puede obstaculizar la atención a las necesidades que tocan la dignidad de las persona."

La misericordia se pone en movimiento a traves del acto de contricion del hombre. De la decisión de una voluntad libre: El arrepentimiento. Entre más arrepentimiento demuestre el ser humano más misericordia divina obtiene y entre más misericordia se obtiene más importante es para nosotros agradar a Dios. 

Cuán importante es la misericordia que nos hace ver y sentir a un Dios cercano, nos muestra su ternura restaurando la dignidad de sabernos amados y perdonados por Él.
Sin misericordia no podemos dar testimonio de nuestra fe. Porque es una fe vacía y estéril, frágil e indefensa sujeta a los vaivenes del tiempo, de las ideologías perecederas y de las emociones fútiles, está condenada a extinguirse.

Hermanos en la fe, seamos instrumentos, portadores de la misericordia Divina, a Dios no le interesa lo que hayas hecho en tu pasado si acudes a su brazos pidiendo perdón. Jesús te dice como a Lázaro: Levántate y anda!
« Acuérdate, Señor, de tu misericordia y de tu amor; que son eternos » (Sal 25,6).

Un abrazo fraterno en Jesús y María,

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